jueves, 9 de febrero de 2012

Crisis moral

Hoy se puede decir que realmente estamos tocando fondo. La crisis económica, pandemia que se está cebando con países como Grecia o España, lejos de amainar, se agrava cada día. Pero hay otra crisis que nos hunde igualmente en la miseria, la crisis moral. Y no hablo de esa crisis de valores espirituales que enarbola el catolicismo mientras su líder en la tierra se calza unos Prada. Hablo de que en España ya no distinguimos el bien del mal. Por lo menos, no lo distinguen los encargados de admisnistrar justicia. Nunca hemos sido el paradigma de la equidad y el comportamiento ético, pero cuando los ciudadanos vemos cómo los culpables son declarados inocentes y los inocentes condenados por señalar la culpabilidad de los primeros, hemos tocado nuestro fondo moral.

Que el juez Garzón haya sido inhabilitado (¡por unanimidad!) once años por las escuchas en el caso Gürtel es bochornoso e indignante. Más aún cuando los implicados en la trama han sido absueltos. Nunca me ha dado más vergüenza este país de pandereta, de ladrones impunes, de desmemoria histórica, de Quijotes apaleados, de nepotismo sangrante, de inútiles encumbrados y justicia oligofrénica. 

Me pregunto hasta cuándo aguantaremos sin gritar, sin decir basta ya, hasta aquí habéis llegado sinvergüenzas. Porque cuando los poderes (¿independientes?) dejan de representar al pueblo no se puede hablar de democracia. Y el pueblo está decepcionado, pero sobre todo, cansado, harto, enfadado y (no nos cansaremos de decirlo) INDIGNADO. 

Solo me queda decir una cosa: ¡Váyanse a la mierda!

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