domingo, 23 de enero de 2011

La moral ante todo

En la sociedad occidental actual, pueden perdonarse muchas cosas pero, en lo relativo a la conducta moral, el pueblo entero se erige en juez castigador.
Cuando Bill Clinton sufrió el juicio del público por sus lujuriosos encuentros con la pobrecita becaria, no lo resistió. El mundo le señaló y él se fue con la cabeza gacha y el rabo entre las piernas.
Cuando Berlusconi ha sido acusado una y otra vez de todo tipo de corrupción, no se le ha movido un pelo. El pueblo italiano decía: "Le admiramos porque se ha hecho a sí mismo". Pero sus líos de faldas han colmado el vaso que parecía no tener fondo. La caída parece ser inminente. 
Con la democracia uno se puede limpiar el culo si quiere, pero con la moral no se juega, señores.

miércoles, 19 de enero de 2011

Ataraxia



Si nos cuentan que hay personas incapaces de sentir frustración, la mayoría pensaremos que son unas afortunadas, dueñas de la felicidad permanente. Pero en esta vida todo tiene un doble filo. Si se es inmune al fracaso, no se evoluciona porque no se aprende de los errores.
Los que sufren este trastorno son personas con daños cerebrales. Han perdido una parte de sí mismos. Ya no se enfadan ni se sienten tristes. Después de ver el vídeo, ya no les envidio.

domingo, 9 de enero de 2011

De lo mortal y lo eterno

Las ruinas (fragmento) 

Mas los hombres hechos de esa materia fragmentaria
con que se nutre el tiempo, aunque sean
aptos para crear lo que resiste el tiempo,
ellos en cuya mente lo eterno se concibe,
como en el fruto el hueso encierran muerte.
 (...)
Tú que nos has hecho
para morir ¿por qué nos infundiste
la sed de eternidad que hace al poeta? 


Luis Cernuda

miércoles, 5 de enero de 2011

Las razones del escritor

El pasado fin de semana, El País Semanal publicaba un reportaje titulado Por qué escribo. En él, distintos escritores contestaban a esta pregunta, tantas veces formulada, con mayor o menor sinceridad. Felipe Benítez Reyes la considera una pregunta ociosa, que siempre va a tener una respuesta cargada de afectación. 
Me gusta mucho su poesía, pero su respuesta me parece la menos acertada. Claro que tiene sentido esta cuestión. Creo que la literatura, el arte en general, tienen razones muy distintas a otros oficios. Beckett, a propósito de esta pregunta, argumentaba simplemente porque no me queda otra; muchos son los que contestan no sé hacer otra cosa, sin más. 
Por lo tanto, dedicarse a la literatura, responde a una necesidad. Esta vocación no es fruto del azar, uno no puede decir escribo igual que podría estar plantando tomates.  No. La gran diferencia estriba en que uno se dedica a ciertos trabajos por necesidades externas, mientras que la literatura es una necesidad interna. Juan José Millás, por ejemplo, escribe para alejar la desazón. Amelie Nothomb reconoce que es algo que ella no ha elegido y compara su vocación con el amor, uno no elige de quién se enamora.
Yo creo que uno escribe para aprehender el mundo, su mundo, y fijarlo en el tiempo. La palabra escrita, al igual que otras artes, intenta retener y hacer perdurar lo que de otra forma estaría condenado a desaparecer. Pero también se escribe por puro narcisismo, o para expresarse y comunicarse con el otro. Como sugiere Andrés Trapiello, acaso se escriba por miedo a quedarse uno a solas con su dolor, como si escribir fuese un remedio, y no un veneno.