jueves, 15 de septiembre de 2011

Gregorio Samsa esperando a Godot

Como antigua profesora de Literatura universal (ahora quizá sea impartida por profesores de inglés o directamente la hayan suprimido en algunos centros), no puedo dejar de comparar mi situación actual, y la de muchos compañeros, con dos de los libros que se estudian en esta asignatura.
Somos como Gregorio, porque una mañana nos levantamos convertidos en un insecto para la Consejería, un asqueroso insecto que ocultaron en un cuartucho para que la opinión pública no advirtiera el cambio.
Somos como Vladimir y Estragon, esperando no se sabe muy bien el qué. Tampoco sabemos cuándo llegará. Simplemente esperamos al borde del camino.
Kafkiana y absurda, así es nuestra situación.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Ciegos

Como Homero. Como Edipo. Como Belisario. Ciegos que no ven más que aquello que les muestran. Que no ven porque quizá no quieran ver y prefieren mirar hacia otro lado.

Solo así se podría explicar que se dejen robar de esa manera, que voten a ladrones y miserables que ya no se esconden para delinquir, porque se han dado cuenta de que nadie les ve. Solo así se podría explicar que ataquen ciegamente a sus compañeros o vecinos, pero defiendan a los ricos, a los extraños que amasan sus fortunas a costa de la ceguera ajena. Me dan pena porque no ven la trampa, porque no ven que cuando no quede nadie más, esos a quienes defienden irán a por ellos. Y no habrá nadie para defenderlos. Que se lo pregunten a Niemöller.

Que la clase política cargue contra los que menos tienen es algo de esperar, pero que el pueblo se vuelva contra sí mismo es estúpido y alarmante. ¿Cómo podéis estar tan ciegos?

Más que Homero. Más que Edipo. Más que Belisario. Más ciegos porque no hay peor ciego que el que no quiere ver.