sábado, 10 de septiembre de 2011

Ciegos

Como Homero. Como Edipo. Como Belisario. Ciegos que no ven más que aquello que les muestran. Que no ven porque quizá no quieran ver y prefieren mirar hacia otro lado.

Solo así se podría explicar que se dejen robar de esa manera, que voten a ladrones y miserables que ya no se esconden para delinquir, porque se han dado cuenta de que nadie les ve. Solo así se podría explicar que ataquen ciegamente a sus compañeros o vecinos, pero defiendan a los ricos, a los extraños que amasan sus fortunas a costa de la ceguera ajena. Me dan pena porque no ven la trampa, porque no ven que cuando no quede nadie más, esos a quienes defienden irán a por ellos. Y no habrá nadie para defenderlos. Que se lo pregunten a Niemöller.

Que la clase política cargue contra los que menos tienen es algo de esperar, pero que el pueblo se vuelva contra sí mismo es estúpido y alarmante. ¿Cómo podéis estar tan ciegos?

Más que Homero. Más que Edipo. Más que Belisario. Más ciegos porque no hay peor ciego que el que no quiere ver.

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